Hace unas semanas, el Dr. Sergi Boada, presidente del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), publicaba en el Diari de Tarragona un artículo que generó un intenso debate: la paradoja médica catalana.
Esa contradicción que vivimos cada año: jóvenes con notas brillantes que se quedan sin plaza para estudiar Medicina, mientras el sistema sanitario sufre la falta de médicos en hospitales y centros de atención primaria.
En esta conversación retomamos aquel debate y profundizamos en las soluciones que propone el Colegio: desde el acceso universitario hasta la homologación de profesionales extracomunitarios.
“El problema no es solo la falta de plazas, sino un sistema de acceso que genera desigualdad”
Sergi Boada:
A Cataluña le faltan médicos, pero también le faltan mecanismos justos de acceso a la formación. Tenemos 1.333 plazas de Medicina, pero solo un 60% las ocupan estudiantes catalanes. El resto vienen de otras comunidades o del extranjero. Y la nota de corte varía tanto entre territorios que nuestros alumnos parten en desventaja en su propia casa.
Lo que proponemos es un modelo de percentiles, que no mida solo la nota absoluta, sino la posición relativa dentro de cada comunidad autónoma. Así equilibramos el acceso entre territorios sin penalizar a nadie.
“La homologación no puede tardar ocho años”
Más de la mitad de las nuevas colegiaciones son de médicos extracomunitarios, muchos de ellos trabajando sin que se haya homologado todavía su especialidad.
Sergi Boada:
Esto genera dos riesgos: la seguridad clínica y la dependencia del sistema de un talento que no siempre está reconocido. Proponemos agilizar y descentralizar la homologación de títulos, y crear desde los colegios médicos un sistema de evaluación competencial que garantice la calidad y permita ofrecer formación complementaria a quienes la necesiten.
No se trata de poner barreras, sino de dar orden, rigor y seguridad al sistema.
“Este no es un debate corporativista; es una cuestión de justicia”
Sergi Boada:
Cataluña siempre ha sido un territorio abierto y cosmopolita. Pero necesitamos sentido común: formar bien a nuestros jóvenes, reconocer a los profesionales que aportan garantías y evitar que el sistema sanitario se sostenga sobre parches.
Este no es un debate corporativista ni localista. Es una cuestión de justicia y de seguridad.
Si reaccionamos ahora, todavía estamos a tiempo de preservar la calidad y el prestigio de la medicina catalana.
Una voz con propósito
Conversar con Sergi siempre es inspirador.
Combina la visión del médico de trinchera con la del gestor institucional. Habla claro, asume el conflicto y defiende que las instituciones deben estar al servicio del bien común.
Y eso, en un contexto tan complejo como el sanitario, es una postura valiente.
Desde la oficina del presidente, seguiré acompañando este debate, ayudando a que las ideas se transformen en acción. Porque la comunicación institucional, cuando nace de la convicción, no solo informa: también construye futuro.
